Katherina Goregliad Torres

Psicóloga- Terapeuta

Somos egoístas, no nos gusta perder “ni soga, ni cabra”. Queremos a la pareja, pero también a él (la) amante; tenerlos en un mismo mundo, en una misma realidad ¿Realmente crees poder hacerlo? Aquí te explicaré, brevemente, sobre la infidelidad y el duro camino que nos espera con esta.

En primer lugar, quiero decirte lo siguiente: con la infidelidad se da la altísima posibilidad de una ruptura sentimental o vernos inmersos en aspectos legales como el divorcio; es decir, se vienen tiempos violentos. ¿Vale la pena asumir el riesgo? Siempre se tratará de tu decisión. Recuerda que toda “relación de infidelidad” es pasajera, es decir, una aventura siempre es efímera.

Vienen momentos de angustia, de gran estrés porque tratarás, por todos los medios, de ocultar la relación paralela. Si suena el móvil estarás atento y ansioso por ver el mensaje pensando que es él o ella. Tampoco vas a desprender los ojos de este pequeño aparato porque tu pareja puede cogerlo y descubrir la mentira. ¿Ves por qué te digo que son tiempos de angustia y de dolores de cabeza? A ello se suma la típica apatía: no querrás acompañarla, como antes, a realizar las compras del hogar, buscarás excusas para quedarte, aparentemente, en el trabajo. La vida sexual también se verá afectada porque no es fácil hacer “doble turno” en un mismo día. Caerás en la paranoia del “ser amante”.

Recuerda que cuando iniciaste la relación sentimental, ya sea con tu esposa, conviviente, novia o enamorada, hiciste un pacto de honor: se juraron amor y compromiso. Prometieron comunicarse sin hacer uso de mentiras. Las mentiras tienen “patas cortas”; siempre se sabe la verdad, tarde o temprano.

Pero, ¿qué sucede con el tema de la infidelidad? Es una realidad. Es materia de consulta en la terapia. Lamentablemente, en nuestros tiempos, el compromiso, por el OTRO, se ha vuelto un concepto vacío y se ha difuminado en la banalidad del ser. Prometemos y Prometemos hasta que… (Ustedes saben en qué acaba la frase)

Durante la terapia, trabajaremos el compromiso del amor y la lealtad que necesitan para consolidarse a través de los años. Romperemos creencias y costumbres que se vuelven tóxicas y que contribuyen a construir mentiras que pueden devenir en infidelidades.

Aquí te dejo una herramienta para ser aplicada en la relación. Un ejemplo: Cae la inevitable rutina y con ello el desgano de la relación sentimental, es decir, ya no me preocupo por ti en ningún aspecto. Tanto es así, que se ha perdido la comunicación fluida que alguna vez la pareja sostuvo. Ahora solo se habla de los recibos de pago y de la hipoteca que está por vencer. ¿Quieres retomar el diálogo con tu pareja? Es simple, desarrolla acuerdos mientras ambos están en casa.

Evita el whatsapp durante las comidas. Vuelve a mirarla (lo) a los ojos; es el momento de vincularnos como lo hacíamos antes: con todos los sentidos puestos en el otro, y con la llama del deseo prendida. Después habrá tiempo para conectarse con el resto del mundo; ahora recuerda que tu mundo es ella (o él). Esto no debería generarte mayor disgusto, porque para el amor no hay soga que te ate, ni cabra que te distraiga.